Hay dos frutas que, sin lugar a dudas, nos hacen pensar en el verano, en refrescarnos y en largas jornadas de playa. Estamos hablando del melón y de la sandía. Dos opciones que, por su cantidad de agua, son una excelente opción para hidratarnos en estas fechas.
El melón, que es rico en minerales, vitaminas y azúcares, tiene más de un 80% de agua. Es poco calórico, tiene un bajo índice de azúcar, no nos engorda ni nos desequilibra energéticamente. Destaca la presencia de vitamina A, importante para huesos, piel y vista, sobre todo en la variedad Cantalup. También destaca la vitamina C y el potasio. Es muy versátil, lo podemos comer para empezar el día, entre horas, en zumos y cremas, helados e incluso combinarlo con salados, como por ejemplo un buen jamón de bellota. Sólo hay que tener en cuenta que, como se digiere rápidamente, puede fermentar y provocar alguna molestia digestiva si la comemos después de otros alimentos.
La sandía aún tiene más agua, un 90%, es la fruta que más contiene. Dos rodajas equivalen a un vaso de agua. También es rica en todos los minerales y vitaminas que hemos enumerado antes. Es muy diurética y depurativa, nos ayuda a ir muy a menudo al baño. Su color rojizo característico, gracias al licopeno, le otorga un efecto protector en afecciones cardiovasculares y procesos oncológicos. Muy aconsejable en etapas de crecimiento.
Tanto el melón como la sandía son excelentes ideas de aperitivo y de tentempié. Toda la familia, grandes y pequeños, os podréis nutrir y soportar mejor el calor gracias a estas frutas de temporada.
¡Os deseo que paséis unas felices vacaciones!
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