Enzimas digestivas

No me canso nunca de repetir que más que ser lo que comemos, somos lo que digerimos… e incluso lo que absorbemos. Para mejorar estas funciones, las enzimas digestivas son una de las claves. La digestión empieza en la boca y por esto es tan importante masticar bien, poco a poco, para segregar la cantidad ideal de enzimas para a empezar a digerir los hidratos presentes en nuestra alimentación. Hemos de convertir el alimento en “papilla”. Me gusta la idea de beber los alimentos sólidos y masticar los líquidos. Cuanto más mastiquemos, más facilitaremos el trabajo al sistema digestivo. De esta manera nuestra energía no se concentrará en el estómago y no tendremos esa sensación de cansancio y fatiga que sufrimos después de comidas muy abundantes.

Las enzimas digestivas pueden aligerar el estrés del estómago, del páncreas, del hígado, de la vesícula biliar y del intestino delgado porque ayudan a descomponer las proteínas, los almidones y las grasas difíciles de digerir. También ayudarán en caso de sufrir acidez, reflujos gástricos, inflamaciones, intestino permeable, colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, diverticulitis, estreñimiento, diarrea…

En la alimentación los encontramos sobre todo en la piña, papaya, aguacate, plátano, miel, kiwi y en todos los vegetales, sobre todo fermentados, como el chucrut. Otra manera de obtenerlos es a través de la suplementación. Podemos tomar un comprimido antes de cada ingesta. Seguro que serán unos buenos aliados para tener mejores digestiones y mejor salud intestinal.